Está de moda



ESTÁ DE MODA

Está de moda que una alubia se transforme en consejera,
que la fidelidad del báratro esté a prueba de reclamos,
está de moda intentar enmendar los agravios con insultos,
está de moda que contamine hasta el fruto de la higuera,
están de moda las admistías,las hogueras,el después te llamo,
las crisis,la barbarie,los muertos que hablan con los difuntos.

Está de moda que "mí" grano de arena sea más grande que el "tuyo",
que el sol con anorexia se oculte tras cortinas de penumbras,
lucir la medalla de oro en las olimpíadas de la estupidez,
está de moda ir a la cancha no a alentar sino a hacer barullo,
rescatar lo oscuro más que lo que nos alumbra,
y distinguir con grandes honores al ladrón del mes.

Están de moda los vaivenes,los hipócritas sin nada que perder,
las penas en las vitrinas,los chantajes como trofeos,
no comer carne el Viernes Santo pero sí mierda el resto del año,
renovarle mediante sobres cerrados el contrato a Lucifer,
que el que arroje la piedra a los ladrones sea el Diós de los saqueos,
y poner el pegamento más confiable al asiento del escaño.

No está de moda esforzarse,
¿Para qué sacrificarse?
¿Quién es el imbécil que lo aconsejó?
No está de moda la honestidad,
sí ir por la vida ostentando virilidad,
sobretodo el que llegó a la casa y la esposa lo fajó.

Está de moda vivir dentro de una incubadora toda la vida,
para no enterarse nunca que algún día hay que crecer,
y no ser un nene mantenido por los fraudes de "papá".
Están de moda los asesinados que en el informe son suicidas,
ser los primeros en la meta de la carrera del ceder,
que se hereden más los vicios que las ganas de trabajar.

Está de moda cuando se es niño soñar con ser un adulto,
llegar a la madurez pensando solo en la jubilación,
y al hacerlo insistir que lo que queda es esperar el final.
Está de moda que los días no tengan comas ní puntos,
que una nalga inste a la otra para hacer ostentación,
y que cada titular incluya primero el término "fatal".

Está de moda la verborragia inútil,la virginal promiscuidad,
las zancadillas de los discriminadores antes de poder reaccionar,
los tiburones que pisan más en firme que cualquiera,
los despóticos que gritan desde una tarima a su imbecilidad,
los que suponen que lleva muy lejos la senda del censurar,
y que éste aprendiz intente hacer una versión de una letra de primera.

No está de moda levantarse
después de tropezarse,
¿Para qué sí puedo caer otra vez?
No está de moda dialogar,
sí construirle al "puterío" un altar,
y rendirle homenajes para no ser descortés.


Mariano

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