A veces



A VECES

A veces hay que lastimarse para recordar que nos queda sangre dentro,
a veces hay que arrastrar la memoria para ganar indulgencias del olvido,
a veces viene bien vivir en la pensión del dolor para disfrutar en la casa
de la alegría;tampoco es una mala idea entender que no somos el centro
en los problemas del mundo y que a veces los demás están malheridos
y precisan que dejemos de lado el egoísmo y acompañarlos hasta que aquello pasa.

A veces debemos ajustar los tornillos,seducir a la almohada,bailar
con las sombras de los harapos del collar maltrecho del destino;
porque escaparle es morder nuevamente el anzuelo de la cobardía.
A veces debemos llevar a la cama el viento renovador del azar,
ese mismo que nos hace pasar el rato aunque con tranco cansino;
a veces hay que tirar la moneda y pisarle los talones a la utopía.

A veces hay que enfrentarse al espejo,burlar al invierno,ignorar
los subtítulos de la película muda de la entrepierna mal pagada
en el impiadoso cabaret,lanzarle el primer golpe a lo peligroso,
meterle los cuernos a la mala suerte,abandonar las ganas de abandonar,
tomar un fernet con los problemas,y que ellos paguen las cuentas atrasadas,
quitarle el zapato y la ropa interior a la Cenicienta de los misterios gloriosos.

A veces hay que reír,
estornudar cicatrices,
deslizar deslices,
intentar vivir.
Nada más simple y difícil que eso,
será que bailamos si duelen los huesos.

A veces hay demasiado para agregar que es mejor callar la idiotez,
ahogarla y tratar que no resucite,regar las casualidades,juntar
los pedazos del miedo para que vea que ya no nos arrodillamos ante él,
negar muchas veces,amordazar el gallo para que no cante ésta vez,
ser detective de escotes,seleccionar los caprichos sin discriminar,
ladrarle a las penas,maullarle a las gatas pero ser un tipo fiel.

A veces hay que sentir los calambres del despertador en un lunes,
no explicarle a la espalda lo que la conciencia no quiere saber,
hacer un calendario solo con días viernes,arrugar rencores,
dar la vuelta olímpica en la cara del local con gesto impune,
bostezar antes de tartamudear,preguntar en caso de no entender,
escribir el texto antes que la posdata,patinarse los licores.

A veces se recomienda que las estrellas nos cuenten su vida,
platicar con el taxi donde viaja el verano para visitarnos,
derretir el hielo con nuestra mirada,preguntar cuanto falta
para que cambien las cosas malas y descarrilen las heridas,
a veces,dicen los que saben,no sale gratis enamorarnos
si nos piden dejar de ser nosotros y la exigencia es muy alta.

A veces hay que seguir
revisando bolsillos vacíos,
no avisarle al hastío
que pensamos huir.
Nada más triste y gracioso que eso,
tenemos las bocas para darnos besos.

Pero a veces se usan para salpicar infamias,
acurrucar rencillas,zarpar transportando chaparrones,
justificar los rechazos en la endogamia,
la boca se usa a veces para anunciar malas decisiones.

A veces hay que topar
los pedazos del despatarro,
amotinarse en el barro,
ilusionarse con ilusionar.
Nada más loco y cuerdo que eso,
enterarse por fin que no estamos presos.


Mariano

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