
NO VALE TODO
Vale salir a la vida, cumplir las promesas a los seres queridos,
vale combatir las ojeras con las travesuras de la sincera amistad,
valen las risas, madurar rejuveneciendo, valen los paisajes de invierno,
los fines de semana, las casualidades que nos dejan sorprendidos,
los giros inexplicables, la burla hacia la cobardía; vale la identidad,
olvidar los protocolos, los besos en los jardines que se vuelven eternos.
Vale destapar dudas para beber certezas, vale llorar de felicidad,
valen las caricias que no defraudan, vale pegar un baldazo
para recordar donde estamos pisando, vale ganarse el pan honestamente,
vale firmar con el corazón lo que los sentimientos prohiben mencionar,
valen los desertores de los pantanos, las enfermeras que curan con abrazos,
vale desayunar sin prisas ignorando al revólver del tiempo omnipresente.
Vale tirarse al agua primero y preguntar después por el salvavidas,
valen los amores que empatan para que nadie gane ni pierda,
vale morir honrado que existir con la luz de lo incorrecto,
vale desestabilizar el absurdo equilibrio y machucarse en las caídas
para aprender a caminar, valen los portazos a la vanidad de mierda,
las huellas digitales en el trasluz del alma de los afectos.
Pero no vale, no, no vale la pena comportarse como salvajes
arriesgando la vida adentro de un ring solo por dinero,
hay tantos en una cama de hospital esperando un transplante,
rezando para poder caminar o ver o conectados a un respirador,
mientras existen pelotudos con fallas notorias en el engranaje
que en vez de disfrutar lo que tienen se juegan el cuero
y la existencia cumpliendo con su vicio tonto y aberrante
de jugar a ser matón;¿Una muerte sirve como despertador?
Vale viajar sin destino guiados por la sorpresa y el mapa del azar,
vale meter la mano en cualquier lado antes que en el bolsillo ajeno,
estar jodido pero contento, triste pero alegre apostando al porvenir,
valen las playas desiertas, los amaneceres frente a las olas del mar,
vale promover lo imposible, coquetear a diario, los amores de reestreno,
vale estar en la misma sintonía con los amigos que se quieren divertir.
Vale apreciar este instante, que existan los momentos no tan positivos
para que los inolvidables se destaquen más, valen los ojos pacifistas,
conocer a alguien esperando el tren, no vivir presos del consumo,
vale la vida de soltero mientras no se vuelva un suceso repetitivo,
valen los vasos repletos de oportunidades, el futuro en clase turista,
andar sin reloj, vale lo que tengo si es que no lo presumo.
Vale el remedio para la ingratitud, tirar el ancla según en que espalda,
invertir en luz combatiendo la niebla, robarle el poncho al diablo,
buscar las respuestas sin que el terco fin justifique los medios,
valen los espejismos que se vuelven reales, las cursilerías con minifaldas,
los postres, los consejos valiosos, las ilusiones que no son meros vocablos,
vale construir ternuras sobre las cenizas y entusiasmo sobre el tedio.
Pero no vale todo, no, pasarse el resto de la existencia sabiendo
que uno es un asesino, a veces Dios le da fuerza al que no tiene
cerebro para discernir entre un deporte y una auténtica carnicería,
si quieren aniquilar las tenciones existe el yoga, y para ser
el centro de atención los reality show, pero eso de estar combatiendo
me remite más al hombre de Neanderthal que al mundo que viene;
un animal que mata para sobrevivir razona mejor que estos suicidas,
en una jaula sin reglas tiene el mismo triste sabor morir que perder.
No vale todo si la vida no vale nada y se pierde en un instante,
si no te importan tus hijos ni tu salud, solo creerte más hombre,
la poca distancia que nos separa con el ataúd no es muy abundante,
por eso insisto en que definir todo a sangre y locura no tiene nombre.
Mariano
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