No me arrepiento de existir


NO ME ARREPIENTO DE EXISTIR

Creer, confiar, cantar la misma canción pero con mayores ganas cada vez,
pelearla entre todos, acariciar lo imposible, jugar a olvidarse del tiempo,
mojarle con humildad la oreja a la indiferencia, existir exactamente al revés,
pues eso es la solidaridad entre tanto secularismo vestido de pasatiempo.

Darle la mano al olvidado, renacer en la esperanza, ver en el extenso mar
la gota de agua de nuestro sencillo aporte, sonreir a quien todos esquivan,
armar una fiesta en cada rincón del alma; sobrevivir, que se asemeja a amar
sin condicionamientos, huir de la angustia fatal de la incertidumbre que derriba.

Volvernos cultos ignorando el desánimo, preparar una alfombra para el peregrino,
hacer algo más que llenar un espacio, despreciar el rencor, la violencia, el horror,
abrazar con palabras, dejar hablar al silencio, ponerle los puntos al destino,
transformar el subdesarrollo en un re mi sol fa, pasar de lo hiriente como personas de honor.

No me arrepiento de existir,
a pesar de tanta herida,
mis ganas, sin ganas de morir,
piden paso para jugar otra partida.
No me arrepiento y no es por mí,
sino por el compromiso de ustedes,
el alma es la bandera y la solidaridad el fin,
diferenciando al que quiere del que puede.

No detenerse a observar a la distancia, ni ser estatua en un milenio que hace
de todo menos perdonar, sacrificar algo por obtener lo importante, archivar
en los huesos el cariño que nos dan, y no dejar de resistir, que el mundo se deshace,
permitirse la emoción del acorde de un sueño cumplido a punto de lagrimear.

El paso del tiempo es un chiste que nos cuentan para intentar hacernos retroceder,
no importa el color, la forma, la fobia, la calidez humana es un verso de arte mayor,
y es imposible envejecer si se trata de amar; sufrir debe ayudarnos a crecer,
la patria es cualquier ciudadano del mundo que necesite un abrazo entre tanto dolor.

Guardar distancia ante la injusticia nos transforma en sombra, en pena que camina,
el intento utópico de extirpar la tristeza es suficiente razón para levantarse y luchar,
con ningún otra arma que la simple intención hecha realidad de correr las cortinas,
para que entre la luz del día que se avecina donde hombro con hombro hemos de progresar.

No me arrepiento de existir,
de ser lo que soy y he sido,
coordinando el deseo de sentir
que no todo está perdido.
No me arrepiento y no es por mí,
dar vida es derramar paz;
se trata de la vocación de hacer feliz
a quien toque, aunque no siempre sea eficaz.

El que se queda con lo que no es suyo, o aquel que pisotea a sus semejantes, se hunde en su propio lodo,
y nosotros aquí, paleando el porvenir, sabiendo simplemente que ayudando a los demás...Ganamos todos...


Mariano

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