El milagro del pan y los besos



EL MILAGRO DEL PAN Y LOS BESOS

Yo era un simple vendedor de esos que usted puede
ver deambulando por cualquier ciudad ofreciendo
comida casera,tratando de sacar lo necesario
para que al día siguiente siguiera viviendo.

Siempre interpreté la vida como un mural
dividiendo a los más ricos de nosotros los mortales,
una locura aceptada en base al dinamismo
donde solo se desacelera por causa de las enfermedades.

Siempre el mismo guión,contención de lágrimas,
destino aceptado,respuestas muertas a preguntas sordas,
trillando las penas se aprende a vivir,
acá no corren jamás tiempo de vacas gordas.

Hasta que un día mientras estaba instalado
en la monotonía de los gritos de la placita,
el consuelo se acordó de mí analfabeto corazón
y realizó sin avisar algo parecido a una cita.

Tendría no más de 20 años,o sea mí edad,
su pelo parecía un acertijo,sus ojos una madrugada,
caminaba sin mirarme como sí tuviera
un mapa mental hacia un cuento de hadas.

De repente y como oyendo el chistido de
un labio invisible miró a donde yo estaba,
mientras mí tez palidecía la mente ingénua
me hacía notar que el corazón se sonrojaba.

Empezó a acercarse a mí ubicación,y yo
con un grillete en el ancla de mís labios,
no sabía sí rezar,sí morir,sí gritar,
pero lo cierto es que se caía mí cabio.

Me dijo "¿Tenés para vender tortas fritas?",
justo se me habían terminado,solo tenía pan,
cuando le comenté me dijo,es lo mismo,
seguro es sabroso y a mí hambre combatirá.

"Soy casi nueva en ésta ciudad,estudio docencia,
hace 15 días llegué y aún extraño mí zona,
estoy a 60 kms. pero es un pueblo chico que
se está convirtiendo en el desierto de Arizona".

El resto del mundo parecía dormitar
sus miserias y con su inercia no interfirió,
ella(que se llamaba Vanesa)antes de irse
acomodándose el flequillo se despidió.

Volvió los 3 días posteriores y
aparte de comprar algo se quedaba
un buen rato hablando en el que sentía
como el amor y el deseo quemaban.

Al quinto día y viendo hacia donde se
dirigía siempre que el diálogo terminaba,
mentí diciendo que hoy mí
trabajo un rato antes finalizaba.

Logré acompañarla a la casa que estaba
rentando y adentro reímos por horas,
no pasó nada del otro mundo ahí,pero se
vislumbraba algo entre 2 almas en mora.

Pasado de ésto un año y medio sintetizo
los detalles,Vane reclama a su marido
y Sofía a su papá aunque aún no hable,no
saben en éste tiempo todo lo feliz que he sido.

Hemos logrado juntos transformar aquella
venta del pan en el milagro de unos besos
a diario,de una hija maravillosa,
que al mirarme suele dejarme tieso.

Hoy me he convertido en el lector omnívoro
de las hojas que caen de las tardes de una
futura maestra,y tengo una panadería como negocio
y en las manos que me acarician una fortuna.

La vida que no me hizo experto en gramática
me ha mostrado como sin pensar llega el amor,
suelo renacer por las mañanas y aunque un llanto
de lactante me despierte me siento cada día mejor.


Mariano

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